sábado

Cajetillas de enero

Lunes 12 de enero de 2009

Las ocho de la mañana, mi cerebro comienza a captar los sonidos de un amanecer cotidiano en mi hogar. Mi cuerpo se siente helado, a pesar de estar cubierta con tres cobijas, semejante a un tamal poblano con una capa de carne, otra de masa y una de aceitunas. Qué lastima que no me gustan los tamales de carne, por eso, cuando fui a Puebla me comí el tradicional chile poblano (sin albur). ;)
Comprobé una vez más, como si mi vida se basara empirismos, que mi habitación con tonalidades 70% rosadas, que estoy casi en un ambiente de invierno perpétuo. ?
!Odio los lunes! Pensé esto al tener que levantarme para meterme a la ducha. Al salir encuentro a mi hermana (pequeña que me hiso pequeña con sus centímetros más de altura) en la sala. Me comenta que por fin pudo tramitar su credencial de elector. Agradesco a las alturas que no se entusiasma por utilizarla para ir a comer papas y tomar cerveza! Detesto cumplir años! y apenas van tres días que tengo 22. "Felicidades" tienes un año menos de vida! eso me diría mi hermana la gigante actriz de teatro.

Encendí la computadora con el fin de culminar los últimos detalles de mi clase, después me vestí con el odiado uniforme y las terribles zapatillas que, literalmente, me matan y, no literalmente, me queman los pies. ¿Quién fué el maldito que inventó las zapatillas? Jamás les hayaré una funcionalidad más alla de querer ser jirafona. : (

Eran las once cuarenta, ya estaba en mi carro con rumbo a la secundaria. Mi comida: una barrita de manzana verde. Llegué a casa sumamente cansada, laz zapatillas y el clima caluroso no son un "duo dinámico" como Batman y Robin.

No considero relevantes las horas antes del anochecer, o los minutos (diría Arjona), tal vez un poco, pero así estoy bien. Mi cena fue un cereal, podría comer cereal toda mi vida, solo eso, el azúcar de las hojuelas hace tan feliz a mis papilas y a mi panzilla.

Las nueve, regreso a mi casa de la vagancia, "que vaga eres" diria mi mamá. Pero en realidad no lo soy. Mi tiempo libre lo dediqué en empobrecerme y hacer más rica a la copiadora para que me dieran kilos de ejercicios para las clases del siguiente día. Le doy jugo a mi estómago y un baño a mi cuerpo de estudiante explotada. Cómo me gusta exajerar. :D

Nueve treinta, muchísimo sueño.
Dia lunes concluido.


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